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MARKUS EL ROBOT

  El robot MAK635, comúnmente conocido como Markus, era un humanoide de última generación especializado en analizar en tiempo real emociones humanas en los niños. Se trataba de un prototipo recién salido de los laboratorios y que disponía de autonomía de movimientos, por lo que podías encontrártelo tranquilamente mientras paseabas por la calle o cuando estabas en la biblioteca. Markus utilizaba una escala numérica para establecer diferentes niveles de intensidad emocional que medían la alegría. Por ejemplo, había comprobado que cuando un niño tenía que ir al dentista o tenía un examen de matemáticas al día siguiente, sus niveles de alegría rozaban el cero absoluto, mientras que cuando jugaba durante el tiempo del recreo los valores subían hasta rozar el nueve. Sin embargo, los valores más altos registrados por los sensores emocionales de Markus se obtenían cuando un niño, tras una jornada de calor intenso, se acercaba hasta el mostrador de una heladería y pedía un helado. Los poten...
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LA GALLINA CUCA EN EL PAÍS DE LOS CAMELLOS

  Cuando la gallina más valiente y el único lobo vegetariano llegaron al País de los Camellos encontraron, justo en la frontera, a uno de sus habitantes llorando amargamente. Apenados por su llanto, la gallina Cuca le preguntó: - ¿Por qué lloras? A lo que el habitante del País de los Camellos respondió muy triste: - Acaban de echarme de mi país...  - ¿Y por qué te han echado? ¿Acaso has robado? ¿Eres un delincuente? - preguntó un poco asustado el lobo Lupino. - No. Siempre he respetado las normas y me he portado de manera justa con mis compatriotas. He ayudado a mis vecinos cuando lo han necesitado y nunca cometí ningún delito... - respondió entre sollozos el apenado animal. - ¿Y entonces por qué te han echado de tu país? - volvió a preguntar la gallina Cuca. - El nuevo rey del País de los Camellos se ha dado cuenta de que sólamente tengo una joroba en lugar de dos... - respondió sin poder dejar de llorar el dromedario. Marcelo Morante 31/VII/2025

LA GALLINA CUCA EN EL PAÍS DE LOS LIBROS

  Cuando la gallina más valiente y el único lobo vegetariano del mundo llegaron al País de los Libros fueron recibidos por la más alta autoridad de aquel país: la bibliotecaria. La bibliotecaria era un curioso personaje envuelto en un aura de misterio y con una mirada luminosa y bondadosa. Su edad era todo un enigma. Podría tener veinte como podría tener casi sesenta años.  La bibliotecaria pertenecía a esa rara especie que algunos llaman ángeles y que son capaces de convertirse en adultos sin envejecer y sin dejar nunca de sonreír con la inocencia de los niños. Alegremente, les mostró cada uno de los barrios que componían el fascinante país de los libros. Había un barrio con colores llamativos donde vivían felizmente todas las novelas juveniles. También les enseñó otro barrio en el que convivían divertidos entre inocentes juegos los libros infantiles. En otro barrio había una colección increíble de cómics y también existía un barrio oscuro y tenebroso en el que, entre las som...

LA GALLINA CUCA EN EL PAÍS DE LOS YOYÓS

  Cuando la gallina Cuca y el lobo Lupino llegaron al lejano lejanísimo país de los Yoyós se quedaron muy sorprendidos por el ensordecedor griterío que reinaba allí. Por todos los rincones había multitud de yoyós de diferentes colores que subían y bajaban alocadamente por sus cuerdas, mientras que repetían de manera insistente "Yo, yo, yo...". Así que, la gallina Cuca y el lobo Lupino, decidieron acercarse a uno de aquellos curiosos yoyós para hablar tranquilamente con él y conocer un poquito más de aquel lugar tan peculiar. El yoyó sin preámbulos les dijo:  - Sepan ustedes que yo, Narciso Egocentricus, soy la persona más importante de este reino. Yo soy el más rico comerciante del país y además yo soy el más famoso habitante del país de los yoyós. Yo, yo, yo... Y sin darles la posibilidad de responder se marchó sin despedirse. Un momento después apareció, colgado de la rama de un árbol, otro yoyó que, sin mirar en ningún momento a los ojos a la gallina Cuca y al lobo Lupino,...

LA GALLINA CUCA EN EL PAÍS DE LOS ESPANTAPÁJAROS

  Cuando la gallina Cuca y el lobo Lupino llegaron al lejano lejanísimo País de los Espantapájaros fueron recibidos por el espantapájaros Tommasino, espantapájaros profesional de tercera generación. El espantapájaros Tommasino les contó que, tanto su padre Tommaso como su abuelo Tommasone, ya habían sido, antes que él, prestigiosos espantapájaros profesionales con un envidiable currículum en el difícil arte de asustar aves. Sin embargo, entre lágrimas, el espantapájaros Tommasino reconoció que a él le faltaba vocación. Tommasino, más que "espantapájaros", se sentía "atraepájaros" y se entristecía mucho cuando veía que los pájaros, aterrorizados por su aspecto desaliñado, se alejaban volando de su campo.  Realmente le hubiera encantado que los pájaros se hubieran quedado a hacerle compañía.  ¡Disfrutaba tanto escuchándolos cantar!  Total, el campo era enorme y había trigo de sobra para todos. Así que, empezó a quedarse muy quietecito para que los pájaros pudieran pos...

LA GALLINA CUCA EN EL PAÍS DE LOS GUSANOS

  Tras unos días de camino recorriendo el mundo, la gallina Cuca y el lobo Lupino llegaron a un reino muy curioso: el país de los Gusanos. Como la gallina Cuca llevaba todo el día sin comer pensó que era una gran oportunidad para poder llenarse el buche, ya que tenía muchísimo hambre. Sin embargo, un joven gusano informó muy educadamente a la gallina Cuca que los gusanos estaban en huelga y que, mientras la huelga durase, no se podían realizar actividades y, mucho menos, comer gusanos. - ¿Estáis en huelga? - preguntó muy sorprendido el lobo Lupino, porque en su reino todo se arreglaba con peleas y zarpazos y nunca habían convocado una huelga. Es más, ni siquiera sabía lo que era una huelga. - El SINGULAR (Sindicato de Gusanos Libres y en Armonía) ha decretado con carácter de urgencia que la huelga es la única alternativa posible, dada la gravedad de la situación – respondió muy serio el gusano. - ¿Y por qué habéis convocado una huelga? - preguntó curiosa la gallina Cuca. - El...

LA GALLINA CUCA EN EL PAÍS DE LOS LOBOS

  Y caminando caminando, saltando saltando y volando volando, la gallina Cuca, sin darse ni cuenta, llegó al lejano lejanísimo y terrible terribilísimo país de los Lobos. El país de los Lobos, como indicaba su nombre, estaba habitado por enormes lobos que poseían poderosas garras y gigantescos colmillos. Sus fauces eran tan grandes que, si hubieran querido, podrían haberse tragado de un solo bocado a la pobre gallina Cuca. Pero, como la gallina Cuca no sabía que había llegado al país de los Lobos, continuaba paseando tranquilamente por mitad del bosque, cuando de repente de detrás de un árbol asomó el morro un enorme lobo que con una voz atronadora le dijo: - ¡Yo soy el lobo Lupino y de un bocado te tragaré!  A lo que la pequeña gallina Cuca respondió: - No me comas, no me comas por favor, lobo Lupino. Soy la gallina Cuca que huye del gallinero donde me tenían presa. El lobo Lupino, asombrado por la osadía de la gallina Cuca, le respondió: - Eres muy valerosa gallina Cuca. Adm...

LA GALLINA CUCA EN EL PAÍS DE LOS CANGREJOS

  Una vez que la gallina Cuca se había librado para siempre de los barrotes del gallinero y comenzaba a descubrir el mundo, llegó, casi sin darse ni cuenta, al lejano lejanísimo País de los Cangrejos. Allí, con gran sorpresa, descubrió que todos los habitantes de este curioso país andaban hacia atrás y caminaban sin ver hacia dónde se dirigían, así que en muchas ocasiones se chocaban y tenían un montón de accidentes.  Pese a todo, y ante su sorpresa, los cangrejos continuaban caminando hacia atrás. Así que, la gallina Cuca intentó convencerles de que sería mucho mejor que caminasen hacia adelante, mirando bien donde ponían las patas para evitar golpes y colisiones. Uno de los cangrejos, muy serio, le dijo a la gallina Cuca: - Si aquí siempre se ha caminado hacia atrás por algo será... - Mi padre y mi madre siempre han caminado hacia atrás. Y antes de ellos también caminaron hacia atrás mis abuelos y bisabuelos... - respondió enfadada una cangreja que venía de la playa. - No se...

LA GALLINA CUCA

  Por todos es conocido que las gallinas no brillan por su valentía.  Por eso, cuando en la granja se dieron cuenta de que faltaba la gallina Cuca, pensaron que seguramente se habría distraido durante el paseo de la tarde y que no tardaría mucho tiempo en aparecer. Sin embargo, la gallina Cuca no se había perdido. Estaba cansada de vivir siempre encerrada en el gallinero y, aunque a sus compañeras les bastaba tener el buche lleno para ser felices, ella no se conformaba con vivir toda la vida prisionera entre rejas. Así que, aprovechando el rato que las dejaban sueltas por la tarde, cogió su mochila y decidió marcharse a conocer el mundo. Y caminando caminando, llegó al lejano lejanísimo Reino de los Martillos. Reino conocido por arreglar todos los problemas a martillazos y cuyo pasatiempo favorito era golpear todo lo que encontraban en su camino. Incluso organizaban competiciones de velocidad para demostrar quién tardaba menos tiempo en clavar un clavo en una madera, y cuando ...

MO EL PINTOR

  Al pequeño Mo siempre le había gustado dibujar. Y dibujaba muy bien. Desde hacía un tiempo Mo pintaba sin descanso, como si no tuviera nada más importante que hacer. Es más, como si pintar fuera lo único que pudiera mantener ocupada su mente. Pintaba sin descanso paisajes hermosos y ciudades plenas de vida con personas sonrientes que jugaban y se abrazaban. Cuando llenó de dibujos la única pared que quedaba de la casa, se sentó a admirar su obra sonriendo por primera vez en muchos días. Contemplaba la esperanza, mientras fuera continuaba la guerra. Marcelo Morante 10/III/2025

ONA Y LA PALOMA DE LA PAZ

  Una tarde mientras jugaba en el parque, la pequeña Ona se encontró por casualidad, entre unos matorrales, con una paloma blanca que tenía una herida muy fea en su ala derecha. La paloma, cuando nadie miraba, le susurró muy bajito a Ona que ella no era una paloma normal, sino que era la auténtica paloma de la paz. La paloma también le contó, entre sollozos, que había sido herida por una bala disparada por un soldado en mitad de una terrible batalla que, sin éxito, estaba intentando detener. El caso es que Ona, enternecida por la bondad de la paloma, decidió llevársela a su casa para cuidarla y curarla. - Es posible que tus esfuerzos sean en vano. Puede que nunca vuelva a volar... - dijo apenada la paloma de la paz. - En ese caso, recuerda que siempre podrás caminar... - respondió muy seria Ona - Es muy importante que, aunque tardes un poco más, seas capaz de llegar hasta el último rincón de la tierra.  Y así lo hicieron: La pequeña Ona, con la ayuda de sus padres, curó lo m...

TOMMASINO

  Tommasino era un espantapájaros profesional de tercera generación. Su padre Tommaso y su abuelo Tommasone ya habían sido, antes que él, prestigiosos espantapájaros con un envidiable currículum en el difícil arte de asustar aves. Sin embargo, a Tommasino le faltaba vocación. Él, más que "espantapájaros", se sentía "atraepájaros" y se entristecía mucho cuando veía que los pájaros, aterrorizados por su aspecto desaliñado, se alejaban volando de su campo. Así que un día, el espantapájaros Tommasino, cogió lápiz y papel y escribió en un enorme cartel: "Acercaos sin temor, queridos pájaros: Hay comida para todos". El problema era que los pájaros no sabían leer. Marcelo Morante 13/I/2025

EL NIÑO TRISTE

  El niño triste se dirigió decidido hacia la sección de pegatinas de la tienda de don Ramón, el quiosquero. Seleccionó cuidadosamente una pegatina y cuando finalmente encontró la que buscaba esbozó, por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa. - ¿Cuánto dura el adhesivo de estas pegatinas? - preguntó el niño triste al quiosquero. Don Ramón, extrañado ante lo insólito de la pregunta respondió: - Eso depende... Normalmente se mantienen fijas en su sitio de dos a tres días. Luego empiezan a despegarse y al final irremediablemente se caen. - Yo quiero que dure toda la vida - contestó el niño triste. Pagó y se marchó con su pegatina de una enorme cara sonriente adherida a la chaqueta. Marcelo Morante 24/XII/2024

EL NIÑO JESÚS DE NÁPOLES

Todavía no eran las 8:00 de la mañana del 24 de diciembre cuando en la parroquia del barrio saltó la voz de alarma. La señora Paquita, una jubilada encargada de la limpieza de la iglesia y de la casa del cura, solía llegar con unos minutos de anticipo al trabajo para poder rezar en silencio sus plegarias a la Virgen y contemplar, en aquellos días navideños, el hermoso Belén barroco recién instalado en la nave lateral del templo. El Belén, todo hay que decirlo, sólo tenía de barroco la figura del Niño Jesús, obra de un maestro napolitano del siglo XVIII que, por casualidades y avatares de la vida, había venido a parar a aquella humilde parroquia de la periferia. Ramón el quiosquero y Luis, el propietario del bar de enfrente, fueron los primeros en acudir, asustados por los gritos desesperados de la señora Paquita que, con la escoba en las manos y entre lágrimas, chillaba angustiada: - "¡El Niño Jesús! ¡Han robado el Niño Jesús! Lo más bonito que teníamos y se lo han llevado......

A BOSTEZAR

  Todavía no habían pasado ni diez minutos de la primera clase de la mañana cuando la pequeña Inés Temperina no pudo reprimir el primer bostezo del día. Fue un bostezo sonoro y largo. Lleno de sentimiento: una mezcla perfecta de cansancio y aburrimiento. Unos instantes después, Nela Ricci, la compañera de pupitre de Inés Temperina, contagiada por el bostezo de su amiga, hizo gala también de sus privilegiadas dotes en el complejo arte del bostezo disimulado. Abrió la boca de par en par y sin poderse aguantar bostezó sonoramente. Y tras Nela Ricci bostezaron, uno tras otro, casi todos los niños y niñas de la clase de Inés Temperina en este orden:  Alessandro Malatesta, Margherita Bicicletta, Rodolfo Buonsenso y Marta Più. Incluso, el maestro Puntino, cuando nadie miraba, disimuladamente también bostezó y estiró con timidez los brazos. ¡Menuda mañana! Desde la calle, un serio abogado con bigote que pasaba veloz por delante del colegio camino de una aburrida reunión de trabajo, vi...

LAS GALLINAS

Mi abuela vivía en una enorme casa en mitad de la huerta.  Todos los días se ocupaba de las tareas de la casa, que eran muchísimas y muy duras, de hacer la comida para toda la familia y dar de comer a las gallinas. Todos los días iguales. Las gallinas, por su parte, vivían felices en el gallinero que estaba debajo de la morera que, todavía hoy, generosa, da sombra a todos los que se detienen bajo sus ramas.  Durante el día mi abuela soltaba las gallinas para que picotearan libremente por los bancales cercanos a la casa y cuando el sol comenzaba a bajar, las gallinas se dirigían obedientes al gallinero y, ellas solas, entraban en su jaula, esperando a que mi abuela les llevara la cena a base de pienso. Un día de verano mientras que mi abuela barría la puerta de la casa y yo estaba leyendo bajo la sombra de la morera le pregunté. - Abuela, ¿no te da miedo de que las gallinas se escapen un día y que no vuelvan al gallinero?  - Aquí tienen techo y comida asegurada todos los d...

EL PAÍS EN BLANCO Y NEGRO

Este cuento nace a partir de un dibujo de Loles. Y esto es un hecho insólito porque normalmente sucede al contrario, primero escribo el cuento y después Loles hace el dibujo. Cuando vi la ilustración quedé fascinado por su belleza y decidí escribir una historia a partir de ella. Es más, el dibujo era tan bonito que me inspiró tres historias, o al menos un cuento con tres finales diferentes. Ahora te toca a ti, querido lector, elegir el final que más te guste. Yo tengo un final preferido, por supuesto, pero para no influenciar en tu decisión, lo mantendré en secreto. Ahí va el cuento con los tres finales. En el lejano lejanísimo Reino en Blanco y Negro sólo existían dos colores, precisamente el blanco y el negro. Las personas de este reino, a la fuerza, sólo conocían estos dos colores y sus vidas trascurrían felices como si fueran personajes de una película antigua. Sólo existía el blanco y el negro. Nada más. Las casa eran en blanco y negro, los árboles eran en blanco y negro, ¡hasta e...

LA ROSA MÁS HERMOSA DEL MUNDO

Dicen que una vez, hace mucho mucho tiempo, nació en mitad de una ciénaga la rosa más hermosa del mundo.  Los viejos del lugar, sorprendidos ante tanta belleza, pensaron que, a lo mejor, algún pájaro distraído había traído de un lejano viaje una semilla y la había depositado, sin darse ni cuenta, precisamente en aquella ciénaga.  Otros pensaron que quizá fue el viento amoroso el que trajo desde algún lugar remoto la simiente de la que nació la rosa. Quién sabe… Lo cierto es que nunca antes una flor tan hermosa había nacido en un lugar tan inhóspito. Y tan hermosa y tan bondadosa era la rosa que el resto de habitantes de la ciénaga, incapaces de entender su bondad y envidiosos de su inmensa belleza, comenzaron a hacerle la vida imposible y a dejarla de lado. Y aunque la rosa más hermosa del mundo nunca utilizó sus espinas para protegerse de los ataques de los demás, un día se cansó de ser ignorada y de estar siempre sola. Así que, entre lágrimas,  me dio un abrazo y partió...

EL CARACOL Y LA BABOSA

Una vez, hace mucho mucho tiempo, se encontraron casualmente en mitad de un camino un caracol y una babosa.  Tras contemplarse extrañados durante unos instantes, el caracol, con una nota de disgusto, dijo: - ¿No te da vergüenza andar por el mundo desnuda? A lo que la babosa molesta contestó: - ¿Y a ti no se te hace duro llevar todos los días a cuestas una casa tan pesada? - Admiro tu belleza hermana babosa, pero no puedo evitar pensar que la naturaleza te ha gastado una broma pesada y te ha dejado incompleta... - respondió burlándose el caracol. - Sin embargo, a mí me parece que debe de ser muy incómodo cargar sobre tus hombros con un peso tan grande... - contestó enojada la babosa. Y así, continuaron discutiendo durante horas sin llegar a un acuerdo y al final, enfadados, siguieron cada uno su camino en solitario. De esta manera actúan también muchas personas que, centrándose en las diferencias que les separan, no ven las numerosas cosas que tienen en común y que les podrían unir....

INÉS TEMPERINA Y LA BUFANDA

  “… Y que cumplas muchos más.” Cuando las últimas notas de la alegre canción llegaron a su fin y la pequeña Inés Temperina sopló las ocho velas que adornaban su pastel de cumpleaños, se produjo la magia. El deseo de Inés Temperina se hizo realidad cuando de uno de los paquetes de regalos surgió una elegante bufanda a cuadros que, unida a un montón de libros y a un tablero de parchís, hicieron de la fiesta un día inolvidable. Durante los días previos a su cumpleaños la niña sólo había pedido una cosa a sus padres: Una elegante bufanda a cuadros. Así que, cuando finalmente la tuvo entre sus manos salió corriendo y, ante el asombro de todos, se acercó a la puerta del supermercado de al lado de casa. Tenía que entregarle urgentemente la bufanda al señor Renato. Por lo visto, sólo la pequeña Inés Temperina era capaz de ver cómo el señor Renato temblaba de frío día tras día mientras pedía unas monedas en la puerta del supermercado. (Binomio fantástico: Pastel-bufanda) Marc...