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LA GALLINA CUCA EN EL PAÍS DE LOS CANGREJOS

  Una vez que la gallina Cuca se había librado para siempre de los barrotes del gallinero y comenzaba a descubrir el mundo, llegó, casi sin darse ni cuenta, al lejano lejanísimo País de los Cangrejos. Allí, con gran sorpresa, descubrió que todos los habitantes de este curioso país andaban hacia atrás y caminaban sin ver hacia dónde se dirigían, así que en muchas ocasiones se chocaban y tenían un montón de accidentes.  Pese a todo, y ante su sorpresa, los cangrejos continuaban caminando hacia atrás. Así que, la gallina Cuca intentó convencerles de que sería mucho mejor que caminasen hacia adelante, mirando bien donde ponían las patas para evitar golpes y colisiones. Uno de los cangrejos, muy serio, le dijo a la gallina Cuca: - Si aquí siempre se ha caminado hacia atrás por algo será... - Mi padre y mi madre siempre han caminado hacia atrás. Y antes de ellos también caminaron hacia atrás mis abuelos y bisabuelos... - respondió enfadada una cangreja que venía de la playa. - No se...
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LA GALLINA CUCA

  Por todos es conocido que las gallinas no brillan por su valentía.  Por eso, cuando en la granja se dieron cuenta de que faltaba la gallina Cuca, pensaron que seguramente se habría distraido durante el paseo de la tarde y que no tardaría mucho tiempo en aparecer. Sin embargo, la gallina Cuca no se había perdido. Estaba cansada de vivir siempre encerrada en el gallinero y, aunque a sus compañeras les bastaba tener el buche lleno para ser felices, ella no se conformaba con vivir toda la vida prisionera entre rejas. Así que, aprovechando el rato que las dejaban sueltas por la tarde, cogió su mochila y decidió marcharse a conocer el mundo. Y caminando caminando, llegó al lejano lejanísimo Reino de los Martillos. Reino conocido por arreglar todos los problemas a martillazos y cuyo pasatiempo favorito era golpear todo lo que encontraban en su camino. Incluso organizaban competiciones de velocidad para demostrar quién tardaba menos tiempo en clavar un clavo en una madera, y cuando ...

MO EL PINTOR

  Al pequeño Mo siempre le había gustado dibujar. Y dibujaba muy bien. Desde hacía unos días Mo pintaba sin descanso, como si no tuviera nada más importante que hacer. Es más, como si pintar fuera lo único que podía mantener ocupada su mente. Pintaba sin descanso paisajes hermosos y ciudades plenas de vida con personas sonrientes que jugaban y se abrazaban. Cuando llenó de dibujos la única pared que quedaba de su casa, se sentó a contemplar su obra sonriendo por primera vez en muchos días. Contemplaba la esperanza, mientras fuera continuaba la guerra. Marcelo Morante 10/III/2025

ONA Y LA PALOMA DE LA PAZ

  Una tarde mientras jugaba en el parque, la pequeña Ona se encontró por casualidad, entre unos matorrales, con una paloma blanca que tenía una herida muy fea en su ala derecha. La paloma, cuando nadie miraba, le susurró muy bajito a Ona que ella no era una paloma normal, sino que era la auténtica paloma de la paz. La paloma también le contó, entre sollozos, que había sido herida por una bala disparada por un soldado en mitad de una terrible batalla que, sin éxito, estaba intentando detener. El caso es que Ona, enternecida por la bondad de la paloma, decidió llevársela a su casa para cuidarla y curarla. - Es posible que tus esfuerzos sean en vano. Puede que nunca vuelva a volar... - dijo apenada la paloma de la paz. - En ese caso, recuerda que siempre podrás caminar... - respondió muy seria Ona - Es muy importante que, aunque tardes un poco más, seas capaz de llegar hasta el último rincón de la tierra.  Y así lo hicieron: La pequeña Ona, con la ayuda de sus padres, curó lo m...

TOMMASINO

  Tommasino era un espantapájaros profesional de tercera generación. Su padre Tommaso y su abuelo Tommasone ya habían sido, antes que él, prestigiosos espantapájaros con un envidiable currículum en el difícil arte de asustar aves. Sin embargo, a Tommasino le faltaba vocación. Él, más que "espantapájaros", se sentía "atraepájaros" y se entristecía mucho cuando veía que los pájaros, aterrorizados por su aspecto desaliñado, se alejaban volando de su campo. Así que un día, el espantapájaros Tommasino, cogió lápiz y papel y escribió en un enorme cartel: "Acercaos sin temor, queridos pájaros: Hay comida para todos". El problema era que los pájaros no sabían leer. Marcelo Morante 13/I/2025

EL NIÑO TRISTE

  El niño triste se dirigió decidido hacia la sección de pegatinas de la tienda de don Ramón, el quiosquero. Seleccionó cuidadosamente una pegatina y cuando finalmente encontró la que buscaba esbozó, por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa. - ¿Cuánto dura el adhesivo de estas pegatinas? - preguntó el niño triste al quiosquero. Don Ramón, extrañado ante lo insólito de la pregunta respondió: - Eso depende... Normalmente se mantienen fijas en su sitio de dos a tres días. Luego empiezan a despegarse y al final irremediablemente se caen. - Yo quiero que dure toda la vida - contestó el niño triste. Pagó y se marchó con su pegatina de una enorme cara sonriente adherida a la chaqueta. Marcelo Morante 24/XII/2024

EL NIÑO JESÚS DE NÁPOLES

Todavía no eran las 8:00 de la mañana del 24 de diciembre cuando en la parroquia del barrio saltó la voz de alarma. La señora Paquita, una jubilada encargada de la limpieza de la iglesia y de la casa del cura, solía llegar con unos minutos de anticipo al trabajo para poder rezar en silencio sus plegarias a la Virgen y contemplar, en aquellos días navideños, el hermoso Belén barroco recién instalado en la nave lateral del templo. El Belén, todo hay que decirlo, sólo tenía de barroco la figura del Niño Jesús, obra de un maestro napolitano del siglo XVIII que, por casualidades y avatares de la vida, había venido a parar a aquella humilde parroquia de la periferia. Ramón el quiosquero y Luis, el propietario del bar de enfrente, fueron los primeros en acudir, asustados por los gritos desesperados de la señora Paquita que, con la escoba en las manos y entre lágrimas, chillaba angustiada: - "¡El Niño Jesús! ¡Han robado el Niño Jesús! Lo más bonito que teníamos y se lo han llevado......

A BOSTEZAR

  Todavía no habían pasado ni diez minutos de la primera clase de la mañana cuando la pequeña Inés Temperina no pudo reprimir el primer bostezo del día. Fue un bostezo sonoro y largo. Lleno de sentimiento: una mezcla perfecta de cansancio y aburrimiento. Unos instantes después, Nela Ricci, la compañera de pupitre de Inés Temperina, contagiada por el bostezo de su amiga, hizo gala también de sus privilegiadas dotes en el complejo arte del bostezo disimulado. Abrió la boca de par en par y sin poderse aguantar bostezó sonoramente. Y tras Nela Ricci bostezaron, uno tras otro, casi todos los niños y niñas de la clase de Inés Temperina en este orden:  Alessandro Malatesta, Margherita Bicicletta, Rodolfo Buonsenso y Marta Più. Incluso, el maestro Puntino, cuando nadie miraba, disimuladamente también bostezó y estiró con timidez los brazos. ¡Menuda mañana! Desde la calle, un serio abogado con bigote que pasaba veloz por delante del colegio camino de una aburrida reunión de trabajo, vi...

LAS GALLINAS

Mi abuela vivía en una enorme casa en mitad de la huerta.  Todos los días se ocupaba de las tareas de la casa, que eran muchísimas y muy duras, de hacer la comida para toda la familia y dar de comer a las gallinas. Todos los días iguales. Las gallinas, por su parte, vivían felices en el gallinero que estaba debajo de la morera que, todavía hoy, generosa, da sombra a todos los que se detienen bajo sus ramas.  Durante el día mi abuela soltaba las gallinas para que picotearan libremente por los bancales cercanos a la casa y cuando el sol comenzaba a bajar, las gallinas se dirigían obedientes al gallinero y, ellas solas, entraban en su jaula, esperando a que mi abuela les llevara la cena a base de pienso. Un día de verano mientras que mi abuela barría la puerta de la casa y yo estaba leyendo bajo la sombra de la morera le pregunté. - Abuela, ¿no te da miedo de que las gallinas se escapen un día y que no vuelvan al gallinero?  - Aquí tienen techo y comida asegurada todos los d...

EL PAÍS EN BLANCO Y NEGRO

Este cuento nace a partir de un dibujo de Loles. Y esto es un hecho insólito porque normalmente sucede al contrario, primero escribo el cuento y después Loles hace el dibujo. Cuando vi la ilustración quedé fascinado por su belleza y decidí escribir una historia a partir de ella. Es más, el dibujo era tan bonito que me inspiró tres historias, o al menos un cuento con tres finales diferentes. Ahora te toca a ti, querido lector, elegir el final que más te guste. Yo tengo un final preferido, por supuesto, pero para no influenciar en tu decisión, lo mantendré en secreto. Ahí va el cuento con los tres finales. En el lejano lejanísimo Reino en Blanco y Negro sólo existían dos colores, precisamente el blanco y el negro. Las personas de este reino, a la fuerza, sólo conocían estos dos colores y sus vidas trascurrían felices como si fueran personajes de una película antigua. Sólo existía el blanco y el negro. Nada más. Las casa eran en blanco y negro, los árboles eran en blanco y negro, ¡hasta e...

LA ROSA MÁS HERMOSA DEL MUNDO

Dicen que una vez, hace mucho mucho tiempo, nació en mitad de una ciénaga la rosa más hermosa del mundo.  Los viejos del lugar, sorprendidos ante tanta belleza, pensaron que, a lo mejor, algún pájaro distraído había traído de un lejano viaje una semilla y la había depositado, sin darse ni cuenta, precisamente en aquella ciénaga.  Otros pensaron que quizá fue el viento amoroso el que trajo desde algún lugar remoto la simiente de la que nació la rosa. Quién sabe… Lo cierto es que nunca antes una flor tan hermosa había nacido en un lugar tan inhóspito. Y tan hermosa y tan bondadosa era la rosa que el resto de habitantes de la ciénaga, incapaces de entender su bondad y envidiosos de su inmensa belleza, comenzaron a hacerle la vida imposible y a dejarla de lado. Y aunque la rosa más hermosa del mundo nunca utilizó sus espinas para protegerse de los ataques de los demás, un día se cansó de ser ignorada y de estar siempre sola. Así que, entre lágrimas,  me dio un abrazo y partió...

EL CARACOL Y LA BABOSA

Una vez, hace mucho mucho tiempo, se encontraron casualmente en mitad de un camino un caracol y una babosa.  Tras contemplarse extrañados durante unos instantes, el caracol, con una nota de disgusto, dijo: - ¿No te da vergüenza andar por el mundo desnuda? A lo que la babosa molesta contestó: - ¿Y a ti no se te hace duro llevar todos los días a cuestas una casa tan pesada? - Admiro tu belleza hermana babosa, pero no puedo evitar pensar que la naturaleza te ha gastado una broma pesada y te ha dejado incompleta... - respondió burlándose el caracol. - Sin embargo, a mí me parece que debe de ser muy incómodo cargar sobre tus hombros con un peso tan grande... - contestó enojada la babosa. Y así, continuaron discutiendo durante horas sin llegar a un acuerdo y al final, enfadados, siguieron cada uno su camino en solitario. De esta manera actúan también muchas personas que, centrándose en las diferencias que les separan, no ven las numerosas cosas que tienen en común y que les podrían unir....

INÉS TEMPERINA Y LA BUFANDA

  “… Y que cumplas muchos más.” Cuando las últimas notas de la alegre canción llegaron a su fin y la pequeña Inés Temperina sopló las ocho velas que adornaban su pastel de cumpleaños, se produjo la magia. El deseo de Inés Temperina se hizo realidad cuando de uno de los paquetes de regalos surgió una elegante bufanda a cuadros que, unida a un montón de libros y a un tablero de parchís, hicieron de la fiesta un día inolvidable. Durante los días previos a su cumpleaños la niña sólo había pedido una cosa a sus padres: Una elegante bufanda a cuadros. Así que, cuando finalmente la tuvo entre sus manos salió corriendo y, ante el asombro de todos, se acercó a la puerta del supermercado de al lado de casa. Tenía que entregarle urgentemente la bufanda al señor Renato. Por lo visto, sólo la pequeña Inés Temperina era capaz de ver cómo el señor Renato temblaba de frío día tras día mientras pedía unas monedas en la puerta del supermercado. (Binomio fantástico: Pastel-bufanda) Marc...

GIANNI Y EL NOGAL

  El pequeño Gianni vivía en un pueblecito situado en lo alto de una montaña toscana, muy cerquita de Siena. Durante el verano todas las tardes cogía su patinete y se dirigía cuesta abajo a toda velocidad hacía el campo, se tumbaba bajo la sombra de un enorme nogal y se quedaba profundamente dormido. Los sueños que Gianni tenía durante las siestas veraniegas bajo el frescor de la sombra del nogal eran con mucha diferencia los mejores sueños del año: Una vez soñó que marcaba el gol decisivo en el último minuto de la final del mundial, otra vez soñó que viajaba alrededor del universo a bordo de un veloz cohete espacial, otra tarde soñó que volvía a jugar de nuevo con su desaparecido perro Totò… Hasta que una tarde se despertó de la siesta y no vio su patinete. Y comprobó que el enorme nogal también había desaparecido. Por lo visto el árbol también tenía muchos sueños que cumplir. (Binomio fantástico: patinete-árbol) Marcelo Morante 22/V/2024

LA "VALA" CON "V"

  Un día se presentó en el despacho del maestro Puntino, insigne estudioso de la ortografía, una pobre "vala" escrita con la "v". - Los disparos siempre me salen torcidos...¿Es muy grave mi caso?- dijo preocupada la "vala" con "v". - Gravísimo - sentenció muy serio el maestro Puntino. - ¿Y tiene cura o debería empezar a organizar mi funeral? - volvió a preguntar la pobre "vala" con "v". - Calma, calma... - la tranquilizó el maestro Puntino - Para solucionar la ortografía bastará con un poco de jarabe de vitamina B. - ¿Y con eso mejoraré la puntería? - preguntó la "vala" con "v". - Espero que no... - respondió apesadunbrado el maestro Puntino. Y muy contenta la "vala" con "v" se marchó hecha una "bala" con "b". Marcelo Morante 6/V/2024

INÉS TEMPERINA Y EL ALGODÓN DE AZÚCAR

  El primer día de feria de aquel año en Granja de Rocamora pasó a la historia. En cuanto escuchó los primeros compases musicales que anunciaban la apertura de la feria, la pequeña Inés Temperina acudió con sus ahorros al puesto del algodón de azúcar. - ¡Quiero uno extrasupermegahiperultragrande! - dijo la niña al feriante. - ¿Extrasupermegahiperultragrande? - balbuceó el vendedor de algodón de azúcar – Mira que nunca he preparado uno de ese tamaño… - Pues yo quiero uno extrasupermegahiperultragrande, llevo ahorrando todo el año… - contestó convencida Inés Temperina. Y el vendedor de algodón dulce encendió la máquina y se puso a la faena, enrollando y enrollando filamentos de azúcar en torno a un palito de madera… Y tanto tanto enrolló que, de repente, la bola extrasupermegahiperultragrande de algodón de azúcar se convirtió en una enorme nube que, levantándose, voló hasta tapar la luz del sol. Los vecinos de Granja de Rocamora, acostumbrados como estaban a que lloviera siem...

EL GRAN CAÑÓN

  En un reino muy muy lejano existían dos pueblos vecinos que estaban en guerra desde hacía muchísimos años. Tanto tiempo hacía que los dos pueblos estaban enfrentados que, ni siquiera los más viejos del lugar, recordaban el motivo por el que se habían declarado la guerra, ni cuándo había comenzado el enfrentamiento. Eso sí, una cosa tenían bien clara todos los habitantes de ambos pueblos: Había que odiar con todas las fuerzas a los vecinos del pueblo de al lado. Sin excepción. El caso es que. como la guerra duraba ya tantos tantos años, la munición comenzaba a escasear y un día se dieron cuenta de que ya no quedaban balas, ni metralletas ni tanques. Así que, los del pueblo de abajo requisaron todos los instrumentos musicales hechos de metal con la intención de construir con ellos un enorme tanque que destruyera, de una vez por todas, a sus vecinos del pueblo de arriba.  Cuando el tanque más grande nunca visto estuvo terminado, lo colocaron en el centro de la plaza y apuntaron...

LA TORTUGA STELLINA

  La tortuga Stellina caminaba muy lentamente con su casa a cuestas. Cuando llovía sacaba un paraguas de su caparazón y tranquila, continuaba su camino. Un día en el que diluviaba de manera torrencial, el lince Paolo, desde la tranquilidad de su cueva, burlándose le gritó: - ¡Hey, tortuga! ¿Por qué no escondes la cabeza en tu caparazón y esperas a que pase el aluvión? A lo que la tortuga Stellina muy seria contestó: - El mundo es muy grande y hay mucho que ver. No puedo detenerme ante una adversidad tan pequeña… Y muy lentamente continuó por su senda.  Tenía mucho camino por delante. (Binomio fantástico: Tortuga-paraguas) Marcelo Morante 26/II/2024

LUCA EL ESPANTAPÁJAROS

  Luca era un espantapájaros profesional. Todas las mañanas se levantaba muy temprano y se colocaba su camisa a cuadros y un enorme sombrero de paja y antes de que saliera el sol ya estaba en mitad del campo de trigo con la mejor de sus muecas de enfado. Cuando anochecía regresaba exhausto a casa. Así todos los días. Luca era el último descendiente de una larga estirpe de espantapájaros profesionales y había aprendido el oficio de su padre, que a su vez lo había aprendido del suyo. Luca, como ya he dicho anteriormente, era todo un profesional y era una delicia observarlo mientras desarrollaba su trabajo. Era el número uno asustando a los pájaros y no consentía que ninguno de ellos se llevase ni un solo grano de trigo. Hasta que un día, de repente y sin previo aviso, se dio cuenta de que estaba cansado de hacer siempre lo mismo. Comprendió que no le gustaba asustar a los pájaros y que en realidad disfrutaba mucho escuchándolos cantar.  Comenzó a pensar que a lo mejor, estarse m...

EL TAMBORILERO

 A mi amigo Adrián, el auténtico tamborilero valiente. El otro día, mientras colocaba el Belén de mi casa, la figurita de un pequeño tamborilero me susurró al oído su historia. Y ahora, si queréis, os la cuento yo a vosotros. El pequeño tamborilero de mi Belén, cuando nadie miraba me contó que procedía de un reino muy muy lejano y que en ese reino muy muy lejano, había trabajado durante mucho tiempo como soldado tocando el tambor.  Y como en su reino siempre habían muchos problemas y sus habitantes no conseguían solucionarlos mediante el uso de las palabras, al pequeño soldado tamborilero nunca le faltó el trabajo. Hasta que un día, cansado de tanta guerra y de tanta destrucción, el pequeño soldado se saltó la orden de su general de pasar al ataque y tocó a retirada, mandando a todo su ejército a casa para que disfrutaran de la familia durante la fiestas de Navidad. El pequeño tamborilero, me contó entre lágrimas que esa misma tarde fue expulsado de su reino y que el Rey le pr...