El robot MAK635, comúnmente conocido como Markus, era un humanoide de última generación especializado en analizar en tiempo real emociones humanas en los niños. Se trataba de un prototipo recién salido de los laboratorios y que disponía de autonomía de movimientos, por lo que podías encontrártelo tranquilamente mientras paseabas por la calle o cuando estabas en la biblioteca. Markus utilizaba una escala numérica para establecer diferentes niveles de intensidad emocional que medían la alegría. Por ejemplo, había comprobado que cuando un niño tenía que ir al dentista o tenía un examen de matemáticas al día siguiente, sus niveles de alegría rozaban el cero absoluto, mientras que cuando jugaba durante el tiempo del recreo los valores subían hasta rozar el nueve. Sin embargo, los valores más altos registrados por los sensores emocionales de Markus se obtenían cuando un niño, tras una jornada de calor intenso, se acercaba hasta el mostrador de una heladería y pedía un helado. Los poten...
Cuando la gallina más valiente y el único lobo vegetariano llegaron al País de los Camellos encontraron, justo en la frontera, a uno de sus habitantes llorando amargamente. Apenados por su llanto, la gallina Cuca le preguntó: - ¿Por qué lloras? A lo que el habitante del País de los Camellos respondió muy triste: - Acaban de echarme de mi país... - ¿Y por qué te han echado? ¿Acaso has robado? ¿Eres un delincuente? - preguntó un poco asustado el lobo Lupino. - No. Siempre he respetado las normas y me he portado de manera justa con mis compatriotas. He ayudado a mis vecinos cuando lo han necesitado y nunca cometí ningún delito... - respondió entre sollozos el apenado animal. - ¿Y entonces por qué te han echado de tu país? - volvió a preguntar la gallina Cuca. - El nuevo rey del País de los Camellos se ha dado cuenta de que sólamente tengo una joroba en lugar de dos... - respondió sin poder dejar de llorar el dromedario. Marcelo Morante 31/VII/2025