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Mostrando entradas de mayo, 2022

INÉS TEMPERINA EN EL PAÍS DE LOS YOYÓS

Una vez, durante una de sus largas travesías alrededor del mundo, Inés Temperina, sin darse ni cuenta, llegó al lejano, lejanísimo país de los Yoyós. Enseguida fue asaltada por un curioso personaje que, sin preámbulos, empezó a decirle: ⁃ Sepa usted, señorita, que yo, Narciso Egocentricus, soy la persona más importante de este reino. Yo soy el más rico comerciante del país y además yo soy muy famoso. Yo, yo, yo...      Y sin dar a la niña la posibilidad de responder se marchó sin despedirse. Un momento después apareció otro extraño personaje con la misma cara del anterior y vestido muy elegantemente. Sin mirar en ningún momento a los ojos a Inés Temperina, alzó el índice de su mano derecha al cielo y con voz atronadora dijo: ⁃ Sepa usted, señorita, que yo, Narciso Engreidus, soy el más inteligente del país. Yo he tenido multitud de amantes y gracias a mí, el sol sale todos los días y la tierra puede girar sobre sí misma. Yo, yo, yo... Y ante el asombro de Inés Temperina, se dio

EL PUEBLO DE LOS LIBROS

Un día, sin saber ni cómo ni por qué, el caminante llegó a un precioso lugar situado en lo alto de una montaña. Caminando por sus antiguas calles empedradas observó que a la entrada de una de las casas, junto a la puerta, había colgada una curiosa pizarra con una numeración que el caminante no supo interpretar. La inscripción de la pizarra decía simplemente "35". Su desconcierto aumentó cuando en la casa de al lado vio que también había una  pizarra con una borrosa inscripción que decía "43". Al principio, el caminante pensó que quizás podría ser una forma novedosa de enumerar las casas sin seguir un orden lógico... Continuando su paseo comprobó que todas las casas del curioso pueblo tenían su correspondiente pizarra con su correspondiente número:  "32" "89" "12" Cuando llegó al final del pueblo vio a un niño que, ensimismado, leía un libro sentado en uno de los bancos del parque. Se acercó a él y le dijo: - ¿Sabrías decirme qué signifi

EL PATO Y LA HIGUERA

La siguiente historia sucedió realmente. Mi madre me la contó más o menos así... "Dicen que una vez, hace mucho mucho tiempo, la higuera que daba los higos más dulces de todo el Mudamiento se enamoró perdidamente de uno de los patos de Rosario, conocida por todos los vecinos como la tía Marcela. Dicen también que la coqueta higuera, para atraer la atención del pato de la tía Marcela y poder estar durante unos instantes lo más cerca posible de su enamorado, todos los días depositaba, amorosa,  bajo su fresca sombra el mejor y más dulce de sus higos. Y el goloso pato todos las tardes acudía puntual a su cita con el árbol. Con el pasar de los días la enamorada higuera aumentó el número de higos para que el pato se detuviese más tiempo bajo su sombra y de esta manera, pudiese contemplarlo durante más tiempo. Primero fueron dos higos los que disimuladamente dejó caer junto al pato, pero enseguida pensó que con tres estaría más tiempo admirando a su amado. Más adelante fueron cuatro hig