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Mostrando entradas de agosto, 2021

EL NIÑO CABRERO

Con el fin de las clases empezaba un período duro para el niño cabrero. Paradojas de la vida.  Y no porque el niño cabrero hubiese obtenido malas notas en el boletín de calificaciones y temiese un castigo en casa, no.  Mientras todos sus amigos se iban de vacaciones al mar, al niño cabrero le esperaban días y días de paciente trabajo en el campo cuidando del ganado de la familia.  "Hay que ayudar y si la escuela ha terminado toca trabajar" le habían enseñado.  El niño cabrero soñaba con el mar mientras cuidaba a las cabras en mitad de los campos. Y mientras soñaba, los campos de alfalfa se convertían ante sus ojos soñadores en un mar plácido, mecido suavemente por el viento refrescante. Y con tanta fuerza soñaba el mar que en varias ocasiones, despertando de su sueño y regresando bruscamente a la realidad, no hallaba ni rastro de su rebaño. Así que cuando el niño cabrero vio el mar por primera vez no dudó en meter en su cubo infantil una pequeña cantidad de esa maravilla para

LA SEÑO INÉS TEMPERINA

Desde bien pequeña Inés Temperina soñaba con ser maestra. Era muy divertido verla rodeada de todas sus muñecas y muñecos en torno a una pizarra en la que pacientemente explicaba a sus alumnos la lección del día: un día eran los colores, otro tocaba aprender los números, otro había que empezar con la lectura...  La "P" con la "A" hace "PA", la "P" con la "E" hace "PE"... Y así un día tras otro. Inés Temperina era una maestra muy paciente y cariñosa, y repetía la lección todas las veces que fuese necesario. Como debe ser. No se enfadaba ni gritaba nunca y le gustaba que sus alumnos se divirtiesen en clase. No había castigos ni suspensos, por supuesto. Además, la seño Inés Temperina se dejaba el alma en sus lecciones y sus alumnos trabajaban y aprendían un montón. Eso sí, cada uno a su ritmo. Y a Inés Temperina le encantaba escuchar a sus alumnos. Siempre tenían cosas muy importantes que decir. Nadie puede saber si Inés Temperina