Este cuento nace a partir de un dibujo de Loles. Y esto es un hecho insólito porque normalmente sucede al contrario, primero escribo el cuento y después Loles hace el dibujo.
Cuando vi la ilustración quedé fascinado por su belleza y decidí escribir una historia a partir de ella. Es más, el dibujo era tan bonito que me inspiró tres historias, o al menos un cuento con tres finales diferentes.
Ahora te toca a ti, querido lector, elegir el final que más te guste. Yo tengo un final preferido, por supuesto, pero para no influenciar en tu decisión, lo mantendré en secreto.
Ahí va el cuento con los tres finales.
En el lejano lejanísimo Reino en Blanco y Negro sólo existían dos colores, precisamente el blanco y el negro.
Las personas de este reino, a la fuerza, sólo conocían estos dos colores y sus vidas trascurrían felices como si fueran personajes de una película antigua.
Sólo existía el blanco y el negro. Nada más.
Las casa eran en blanco y negro, los árboles eran en blanco y negro, ¡hasta el arco iris era en blanco y negro! Y por las noches los niños soñaban también en blanco y negro.
Hasta que un día, y sin previo aviso, nacieron en uno de los jardines del palacio real unas hermosas flores de un extraño color...
. PRIMER FINAL
Cuando el Rey del Reino en Blanco y Negro se enteró de que en su jardín habían nacido unas flores de un color extraño que no era ni el blanco ni el negro, inmediatamente ordenó a sus sirvientes que cogieran unos cubos de pintura blanca y negra y pintaran aquellas flores rebeldes de los dos únicos colores admitidos en ese reino, el blanco y el negro.
Y los pobres sirvientes así lo hicieron, pese a que les dio mucha lástima porque las flores eran realmente muy hermosas. Llorando desconsoladamente obedecieron y cubrieron con una gruesa capa de pintura blanca y negra todas las flores.
Afortunadamente era la estación de las lluvias y, sólo un día después de haber pintado todas las flores de blanco y negro, cayó una tormenta torrencial y, en un momento, todas las flores recuperaron su color original.
. SEGUNDO FINAL
Cuando el Rey del Reino en Blanco y Negro se enteró de que en su jardín habían nacido unas flores de un color extraño que no era ni el blanco ni el negro, inmediatamente ordenó a sus sirvientes que cogieran unas azadas y cortaran esas extrañas flores.
En el Reino en Blanco y Negro sólo existían esos dos colores y no se admitían otras tonalidades, así que los pobres sirvientes reales, entre lágrimas, arrancaron de raíz todas las flores de colores.
Afortunadamente, unas pequeñas semillas sobrevivieron y, ayudadas por el viento amoroso, viajaron hasta un reino mucho mejor, y más colorido, que el Reino en Blanco y Negro.
. TERCER FINAL
Cuando el Rey del Reino en Blanco y Negro se enteró de que en su jardín habían nacido unas flores de un color extraño que no era ni el blanco ni el negro, inmediatamente reunió al Consejo de Sabios del Reino.
Y como en este consejo de sabios estaban todos los habitantes más inteligentes del reino, decidieron que era una noticia extraordinaria que flores de otros colores hubieran nacido precisamente allí, en el Reino en Blanco y Negro.
Y pensaron que debían cuidarlas para que crecieran fuertes y pudieran reproducirse libremente mezclándose y consiguiendo cada vez más tonalidades diferentes. Al cabo de muy poco tiempo, el Jardín Real estaba lleno de flores de todos los colores, azules y rojas, verdes y amarillas, violetas y rosadas, conviviendo en una maravillosa paz y armonía.
Marcelo Morante
12/VIII/2024
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