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MO EL PINTOR

 


Al pequeño Mo siempre le había gustado dibujar. Y dibujaba muy bien.

Desde hacía un tiempo Mo pintaba sin descanso, como si no tuviera nada más importante que hacer. Es más, como si pintar fuera lo único que pudiera mantener ocupada su mente.

Pintaba sin descanso paisajes hermosos y ciudades plenas de vida con personas sonrientes que jugaban y se abrazaban.

Cuando llenó de dibujos la única pared que quedaba de la casa, se sentó a admirar su obra sonriendo por primera vez en muchos días.

Contemplaba la esperanza, mientras fuera continuaba la guerra.


Marcelo Morante

10/III/2025


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