Hace mucho mucho tiempo, mientras me asomaba a la ventana, se despidió de mí la golondrina que desde hacía varios años anidaba todos los años en mi balcón. No volvió nunca más. Quiero pensar que cada verano, con la llegada del buen tiempo, elige un nuevo lugar hermoso para construir su nido. Yo ya disfruté mucho tiempo de su compañía y al fin y al cabo, para eso tienen las golondrinas las alas: para volar... Marcelo Morante 26/VIII/2022