Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2020

INÉS TEMPERINA Y LAS PALABRAS

  El maestro de la clase de Inés Temperina estaba explicando ese día las palabras polisémicas y para ilustrar la lección inició un turno de preguntas: -           ¿Quién sabe decirme lo que significa la palabra “vara”? -           La vara, maestro – respondió Pietrino Malatesta, uno de los alumnos más inteligentes de la clase – es un palo de madera con el que se golpea a los animales para que obedezcan. También se puede utilizar contra las personas para someterlas… Lo he visto en una película- añadió muy serio. -           Así es, Pietrino. Ese es uno de los significados de vara… ¿Alguna otra aportación? -           También puede ser la parte que se estira para producir diferentes notas en un instrumento musical llamado trombón – intervino Inés Temperina. -           ¡Estupendo, Inés! Además, ese significado me gusta mucho más que el primero… Probemos con otra palabra, por ejemplo “cadena”. Enseguida una multitud de manos se alzaron pidiendo intervenir para dar sus respuest

INÉS TEMPERINA Y EL PRÍNCIPE VALIENTE

El patio del colegio durante el recreo era una alegre fiesta en la que gritos, carreras y risas se entremezclaban en un ambiente de absoluta felicidad. Y así debía ser. Los niños de la clase de Inés Temperina habían decidido por unanimidad, o casi, jugar a un entretenido juego en el que uno de los niños, convertido mágicamente en príncipe valiente durante los minutos que duraba el recreo, tenía que salvar a una indefensa princesa que había sido capturada por el ejército enemigo y permanecía prisionera en las mazmorras del castillo rival. El papel del príncipe valiente sería interpretado ese día por Pietrino Malatesta, uno de los niños más populares del colegio, y la princesa sería nuestra Inés Temperina que, a regañadientes, había aceptado el papel ante la presión del resto de niñas. El valiente Pietrino Malatesta empuñando un amenazador bolígrafo rojo, que hacía las veces de magnífica espada, iba derrotando uno a uno a todos los enemigos que le salían al paso, mientras que Inés

INÉS TEMPERINA Y EL BOLETÍN DE NOTAS

¿Sabéis lo que haría yo si fuera maestro y tuviera que entregar las notas a mis alumnos? A la hora de darles los boletines con las calificaciones, en lugar de las notas numéricas, escribiría por ejemplo esto: "Es cierto que la alumna   Margherita Senzatetto a veces olvida las tablas de multiplicar y todavía no sabe cuánto son 8x7,   pero a cambio es una niña muy alegre, simpática y siempre está dispuesta a dar una mano a sus compañeros. Y eso también es muy importante." Y también escribiría esto otro: "Es verdad que el alumno Pierino Bicicletta todavía no sabe bien dónde se colocan las notas musicales en el pentagrama, pero da unos abrazos estupendos y su sonrisa ilumina toda la clase. ¡Además   baila de maravilla! Y eso también es muy importante." Y si me dejaran, también escribiría esto otro en el boletín de calificaciones de Inés Temperina: "Se recomienda a la alumna Inés Temperina repasar las partes que componen una flor así como el proceso de polin

INÉS TEMPERINA Y EL TIOVIVO

  La feria había llegado una vez más al pueblo de Inés Temperina y eso sólo podía significar una cosa: Por fin se avecinaban los mejores días del año. A Inés Temperina, como a todos los niños y niñas, le encantaba pasear por la feria, comer algodón dulce, pescar patos de juguete y montar en el tiovivo. Sobre todo, montar en el tiovivo. Sin embargo, para su padre la llegada de los primeros feriantes suponía una verdadera tragedia que se traducía en música a todo volumen hasta altas horas de la madrugada.  Noche tras noche, durante cinco jornadas consecutivas, Inés Temperina hacía las mismas idénticas cosas y su padre, resignado, la acompañaba agarrándola de la mano y dejándose arrastrar por el vendaval de entusiasmo de la niña. “La feria… ¡Qué tendrá la feria!”   pensaba aburrido el padre. “Todas las noches la misma rutina… Y para colmo hoy tampoco podré dormir con esta atronadora música. ¡Vaya panorama!”. Inés Temperina, completamente ajena al hastío de su padre y vistiendo s

INÉS TEMPERINA Y EL COLEGIO

  Inés Temperina llegó del colegio con una noticia buena y otra mala. -           Primero la mala… - dijo su madre. -           La mala es que el profesor de matemáticas está enfadado conmigo y me ha dado una nota escrita para ti. La nota del profesor de matemáticas decía que “Inés Temperina últimamente se muestra algo despistada y comete pequeños errores impropios de su inteligencia” para terminar manifestando, con despiadada frialdad, que “Se recomienda a la alumna que abandone de una vez por todas su actitud ensoñadora y que empiece a recibir lecciones particulares de matemáticas fuera del horario escolar”. “Sí que son malas noticias” pensó apesadumbrada la madre. Sin embargo, sonriendo le dijo a Inés Temperina: -           Ahora toca la buena noticia... -           La buena noticia es que el maestro de música hoy me ha vuelto a poner una calificación estupenda y me ha felicitado por lo bien que he tocado en clase. Dice que cuando toco y que cuando bailo los ojos me bril

INÉS TEMPERINA Y LAS ABEJAS

  Inés Temperina regresaba muy pensativa del colegio. Mientras se dirigía a casa repasaba mentalmente la lección que el maestro había enseñado a los niños ese día. Pese a los intentos de su profesor, una cosa estaba clara: A Inés Temperina no le gustaban las abejas. Todavía se acordaba del dolor que había sentido en el pie cuando sin querer había pisado una abeja saliendo de la piscina y ésta le había picado. Sin embargo, tenía que reconocer, que las abejas, según la enseñanza del maestro, poseían una estructura social muy elaborada en la que cada uno de los miembros desarrollaba una función muy precisa. Para empezar, las abejas desde su nacimiento se clasificaban en tres tipos diferentes: las obreras, los zánganos y la reina. La reina es la encargada de poner los huevos y, aparte de eso, no tiene mucho más que hacer en todo el día, excepto alimentarse de la jalea real que le proporcionan las laboriosas obreras. Los zánganos por su parte tampoco se matan a trabajar: Su función