Ir al contenido principal

GUILLERMO Y EL CARACOL FILIPPO

 


El caracol Filippo vivía tranquilo y feliz en el interior de la guitarra de Guillermo.

Nadie sabía a ciencia cierta cuándo ni cómo el caracol Filippo se había introducido dentro de la guitarra, pero lo que sí es seguro es que, desde hacía ya algún tiempo, el caracol Filippo habitaba en la guitarra de Guillermo.

Con el pasar de los años, el caracol Filippo se había convertido en todo un experto en música de guitarra, ya que Guillermo todos los días practicaba varias horas con su instrumento, y el caracol era capaz de percibir, desde las entrañas del instrumento, toda la magia y delicadeza de la música del guitarrista.

Hasta que un día, Guillermo llevó a revisar su instrumento al taller de un famoso luthier para que comprobara las cuerdas y el sonido de la guitarra. Una revisión rutinaria, vaya.

Cuando el famoso luthier descubrió al pequeño caracol no podía dar crédito a sus ojos. ¡Nunca en sus largos años de experiencia en el taller había encontrado nada igual en el interior de una guitarra! Así que, con mucho cuidado lo sacó de allí y lo guardó para enseñárselo a Guillermo.

Cuando el músico llegó al taller y probó su guitarra enseguida notó que algo no iba bien. La guitarra, aunque perfectamente ajustada y afinada, no sonaba como siempre. Como si faltase algo a su sonido.

El luthier, entre risas, le contó que había encontrado un caracol dentro de la guitarra y que, a lo mejor, era por eso que el sonido era diferente. 

Así que, volvió a desmontar la guitarra y puso de nuevo al caracol en su interior y, ahora sí, la guitarra sonó con su magia de siempre y con su precioso sonido que era capaz de mecerte cariñosamente y transpórtate a lugares maravillosos.

Desde entonces, cada vez que Guillermo cometé un error mientras estudia, cosa que pasa muy poquitas veces, el caracol Filippo susurra desde el interior de la guitarra:

- ¡Más despacio, Guillermo! Tócalo más despacio, como si fueras un caracol...

Y Guillermo, haciendo caso a Filippo, toca más despacio y por arte de magia todo se soluciona.

No olvidéis que despacio, despacio se llega muy lejos. 

Como los caracoles.


(Binomio fantástico: Guitarra-caracol)

Marcelo Morante

18/VIII/2025


Comentarios

Entradas populares de este blog

MO EL PINTOR

  Al pequeño Mo siempre le había gustado dibujar. Y dibujaba muy bien. Desde hacía un tiempo Mo pintaba sin descanso, como si no tuviera nada más importante que hacer. Es más, como si pintar fuera lo único que pudiera mantener ocupada su mente. Pintaba sin descanso paisajes hermosos y ciudades plenas de vida con personas sonrientes que jugaban y se abrazaban. Cuando llenó de dibujos la única pared que quedaba de la casa, se sentó a admirar su obra sonriendo por primera vez en muchos días. Contemplaba la esperanza, mientras fuera continuaba la guerra. Marcelo Morante 10/III/2025

LAS GALLINAS

Mi abuela vivía en una enorme casa en mitad de la huerta.  Todos los días se ocupaba de las tareas de la casa, que eran muchísimas y muy duras, de hacer la comida para toda la familia y dar de comer a las gallinas. Todos los días iguales. Las gallinas, por su parte, vivían felices en el gallinero que estaba debajo de la morera que, todavía hoy, generosa, da sombra a todos los que se detienen bajo sus ramas.  Durante el día mi abuela soltaba las gallinas para que picotearan libremente por los bancales cercanos a la casa y cuando el sol comenzaba a bajar, las gallinas se dirigían obedientes al gallinero y, ellas solas, entraban en su jaula, esperando a que mi abuela les llevara la cena a base de pienso. Un día de verano mientras que mi abuela barría la puerta de la casa y yo estaba leyendo bajo la sombra de la morera le pregunté. - Abuela, ¿no te da miedo de que las gallinas se escapen un día y que no vuelvan al gallinero?  - Aquí tienen techo y comida asegurada todos los d...

INÉS TEMPERINA Y LA GUERRA

Una vez en un dictado, Inés Temperina cambió la palabra “soldado” por la palabra “soleado” y en vez de escribir “guerra” escribió “gorra”. También escribió “balón” en lugar de “bala” y, aunque lo escribió con su correspondiente “b” y con una hermosa tilde en la “o”, el maestro Puntino puntuó su trabajo con un 4 en ortografía y una calificación de “IN” (abreviatura de un cruel Insuficiente).  Y pese a que la niña no entendió el significado de la puntuación “IN” en su dictado, pensó que el maestro Puntino con su INflexible INfalibilidad había sido INcapaz de entender que la pequeña INés Temperina había INtentado mejorar con su INocencia un poquito el mundo.  Sustituyendo muy poquitas letras todo cambiaría y ya no existirían las guerras, ni los soldados, ni las balas, y a cambio todos tendríamos magníficas gorras y disfrutaríamos de espléndidos días soleados en los que todos podríamos jugar al balón en vez de disparar balas. ¡Qué bonito sería tachar con el implacable bolígrafo r...