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A JUGAR CON EL FINAL

 



He aquí un cuento con tres finales diferentes. Sobre ti, querido lector, recae la responsabilidad de elegir libremente el que más te guste. 

¡Adelante!


En el patio de mi colegio vivía tranquilamente un árbol enorme. Con el pasar de los años había visto crecer y marcharse a muchas generaciones de estudiantes. 

Un día, durante uno de los partidos de fútbol que se jugaban en el recreo, un balón se quedó enredado entre las ramas del enorme árbol y, pese que a los niños intentaron recuperarlo con grandes saltos, no alcanzaban de ninguna manera a la pelota.

Así que, los niños ya se disponían a lanzar piedras para hacer caer el balón, cuando de repente...


A) Primer final

Cuando de repente el árbol les dijo:

- ¡Quietos ahí, bárbaros! Os devuelvo el balón con una condición...

- ¿Qué condición? - respondieron al unísono los niños.

- ¿Veis a aquel niño que está sentado solo en un banco apartado mientras almuerza? ¿Veis a aquella niña con gafas que pasea sola durante la hora del recreo?

- Sí... 

- Quiero que jueguen con vosotros al fútbol. Quiero que formen parte del partido y que nunca más se queden solos durante el patio.

- Pero es que no saben jugar... Son muy torpes y seguro que nos hacen perder.

- Sin balón no hay partido... - respondió muy serio el árbol.

Y los niños aceptaron la condición del árbol y el árbol les devolvió su balón.

Y desde ese día ya no hubo ningún niño triste durante el recreo.


B) Segundo final

Me gusta la idea de que el árbol, con su sabiduría centenaria, hable y enseñe a los niños. Así que, voy a seguir por esa senda...

Cuando de repente el árbol les dijo:

- Os devuelvo el balón si me ayudáis a desenterrar mis raíces. Estoy cansado de estar siempre en el mismo lugar y me gustaría conocer el mundo... Si me ayudáis, os devuelvo la pelota.

Y los niños, formando un corro en torno al tronco del árbol, comenzaron a excavar con la ayuda de unas azadas que tomaron prestadas del almacén del conserje, hasta que finalmente consiguieron liberarlo.

El árbol, agradecido, les devolvió el balón y prometió escribir una carta de vez en cuando a los niños  contando sus aventuras alrededor del mundo.

Y así lo hizo. En la primera carta contó que había vivido un tiempo en el patio de una prestigiosa universidad y que había aprendido muchísimo con las lecciones que le llegaban desde las ventanas. En la siguiente carta contó que echaba mucho de menos los partidos de fútbol de su viejo colegio y que, por eso, había hecho de nuevo las maletas y se había marchado a vivir a las inmediaciones de un estadio de fútbol de un lejano país. En la siguiente carta contaba que en ese momento vivía en una gran reserva forestal y que había aprendido un montón escuchando las vivencias de los árboles vecinos...

¿Qué nos contará en la siguiente carta?


C) Tercer final

En el último final el árbol ya no habla. ¡Menuda locura! ¿En qué estaría yo pensando? 

Cuando de repente, en mitad del cielo, apareció un águila y con sus garras se llevó volando el balón. 

El águila quería que sus crías tuvieran un hermoso balón con el cual jugar y divertirse en su enorme nido. Y pese a que el balón era muy hermoso muy hermoso, con el primer picotazo de uno de los aguiluchos se pinchó.

Y el partido, antes de empezar, se acabó.


(Binomio fantástico: Árbol-balón)

Ilustración de la gran Ivonne P.


Marcelo Morante 

5/VI/2023

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