Ir al contenido principal

INÉS TEMPERINA EN EL PAÍS DE LOS YOYÓS




Una vez, durante una de sus largas travesías alrededor del mundo, Inés Temperina, sin darse ni cuenta, llegó al lejano, lejanísimo país de los Yoyós.

Enseguida fue asaltada por un curioso personaje que, sin preámbulos, empezó a decirle:


Sepa usted, señorita, que yo, Narciso Egocentricus, soy la persona más importante de este reino. Yo soy el más rico comerciante del país y además yo soy muy famoso. Yo, yo, yo...     


Y sin dar a la niña la posibilidad de responder se marchó sin despedirse.


Un momento después apareció otro extraño personaje con la misma cara del anterior y vestido muy elegantemente. Sin mirar en ningún momento a los ojos a Inés Temperina, alzó el índice de su mano derecha al cielo y con voz atronadora dijo:


Sepa usted, señorita, que yo, Narciso Engreidus, soy el más inteligente del país. Yo he tenido multitud de amantes y gracias a mí, el sol sale todos los días y la tierra puede girar sobre sí misma. Yo, yo, yo...


Y ante el asombro de Inés Temperina, se dio la vuelta y se marchó hablando para sí mismo y gesticulando ampliamente con las manos.


Poco después llegó hasta la niña otro extraño habitante del país de los Yoyós, ¡también con la misma cara que los anteriores! Y que, vestido de un modo muy desaliñado, repetía una y otra vez de manera obsesiva:


Yo, Narciso Arroganticus, soy el mejor. Yo soy el más trabajador. Sólo yo soy capaz de solucionar todos los problemas. Yo, yo, yo…


Y a la pobre Inés Temperina, cansada y aburrida de tanto yoyó, no le quedó más remedio que salir corriendo de aquel horrible país sin mirar atrás. Ante tanta arrogancia, la niña llegó a la sabia conclusión de que la huida era la única solución posible.

Mientras atravesaba a toda velocidad la frontera de regreso a casa, se prometió a sí misma que nunca, nunca más volvería a ese reino en el que habitaban tantos engreídos.

Y tantos mentirosos.


Marcelo Morante 

26/V/2022

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL ELEFANTE ENRICO

A nuestros amigos del CEIP Virgen de las Virtudes de Cox,  por permitirnos soñar junto a vosotros con un mundo mejor. "El elefante Enrico vivía en mitad de la jungla junto a su manada. Independientemente de que hiciera frío o calor, de que lloviese o hiciese viento, todas las tardes Enrico desaparecía durante unas horas y, al regresar, volvía siempre con una enorme sonrisa estampada en la cara. El resto de animales de la selva no sabían dónde pasaba las tardes y, para burlarse de él, le preguntaban: Enrico, ¿de dónde vienes tan contento? Y el elefante muy serio contestaba: Hoy he estado en la India. Y los otros animales automáticamente comenzaban a reírse de él. En la India, claro. Pero si eso está muy lejos y encima tú no cabes en ningún coche - le gritaban sin parar de reír. Cuando al día siguiente lo volvían a ver regresando tan contento, de nuevo le preguntaban que dónde había estado esa tarde. Hoy he estado en Londres y, además, he resuelto un crimen muy complicado. Y los ot

EL TREN DE TOKIO

En Tokio existe una línea ferroviaria llamada Yurikamone line que es conocida por no utilizar conductores de tren. Los trenes de la Yurikamone line destacan, además, por su puntualidad y eficiencia hasta tal punto que no hay posibilidad de error: si tu tren debe partir a las 14:17 partirá exactamente a esa hora, ni un minuto antes ni un minuto después. Evidentemente no es casualidad que tal alarde técnico haya sido desarrollado en Japón, un país mundialmente famoso por su tecnología y por su disciplina. Dicen que una vez uno de estos prodigiosos trenes autónomos comenzó a hacer cosas raras. Sin una explicación técnica aparente este díscolo tren empezó a dar rodeos y a recrearse en lugares que a él le parecían bonitos. Hay que entenderlo, el mismo recorrido todos los días termina aburriendo hasta al más obediente tren nipón. De tal manera que a veces cambiaba el recorrido para llevar a sus viajeros por las zonas de los parques donde juegan los niños o por los rincones donde todavía

EL TAMBORILERO

 A mi amigo Adrián, el auténtico tamborilero valiente. El otro día, mientras colocaba el Belén de mi casa, la figurita de un pequeño tamborilero me susurró al oído su historia. Y ahora, si queréis, os la cuento yo a vosotros. El pequeño tamborilero de mi Belén, cuando nadie miraba me contó que procedía de un reino muy muy lejano y que en ese reino muy muy lejano, había trabajado durante mucho tiempo como soldado tocando el tambor.  Y como en su reino siempre habían muchos problemas y sus habitantes no conseguían solucionarlos mediante el uso de las palabras, al pequeño soldado tamborilero nunca le faltó el trabajo. Hasta que un día, cansado de tanta guerra y de tanta destrucción, el pequeño soldado tamborilero se saltó la orden de su general de pasar al ataque y tocó a retirada, mandando a todo su ejército a casa para que disfrutaran de la familia durante la fiestas de Navidad. El pequeño tamborilero, me contó entre lágrimas que esa misma tarde fue expulsado de su reino y que el Rey le