A mi amigo Álvaro El otro día un alumno me regaló una piedra. Muy serio me contó que había visto la piedra a la salida del colegio y que inmediatamente había pensado en mí. Y que por eso la había cogido. Entregándomela me dijo que probablemente fuera una piedra de origen visigodo o romano, aunque no lo tenía nada claro porque él quiere ser neurocirujano y no entiende mucho de arqueología. Después, añadió que pudiera ser, que a lo mejor, se tratase de un meteorito que había atravesado toda la galaxia para terminar finalmente en mis manos. Yo, también muy serio, le dije que todas sus hipótesis eran muy probables, aunque yo tampoco entendía mucho de arqueología ni de galaxias. Aun así, añadí que había estado varias veces en Roma y allí había visto muchas piedras muy parecidas a la suya. El niño, que ensimismado seguía a lo suyo, me dijo que si en realidad la piedra era un meteorito probablemente tendría poderes mágicos. Y yo, en ese momento le creí a pies juntillas. De hecho ca...