El otro día soñé que por unos instantes maravillosos volvía a ser un niño.
Soñé también que a la salida del colegio habían instalado un puesto de mercadillo muy extraño en el que se anunciaba con grandes letras multicolores "CHARCOS GRATIS PARA TODAS LAS EDADES".
Y el mercader de charcos, que también vestía de una manera un poco extraña, anunciaba a viva voz su producto gritando, más o menos, así:
"¡Los mejores charcos de agua recién llovida!"
"¡Horas y horas de diversión garantizada por el módico precio de cero pesetas!"
"¿Cuántos charcos quiere que le ponga, señora? Mire que no durarán todo el día..."
Es difícil recordar todos los detalles de los sueños cuando ya estás definitivamente despierto, sin embargo recuerdo de manera clara que en el sueño, y ante mi asombro, nadie parecía hacer caso al extravagante vendedor. Los niños y sus madres, con una mueca de disgusto en la boca, se apartaban del extraño comerciante pensando que probablemente les quería robar, o que quizá los charcos no eran de tan buena calidad como decía o que, a lo mejor, quería timarles con el precio... A saber.
Comprendo que, en general, hay que ser muy precavidos con los extraños, pero os aseguro que, al menos en este caso, no se trataba de publicidad engañosa. Más bien todo lo contrario...
El caso es que en el sueño tenía a mi disposición todos los charcos del pueblo para mí solo. Decenas y decenas de preciosos charcos rebosantes de fresca agua de lluvia.
¡Y gratis!
Así que no me lo pensé dos veces y, armado con mis flamantes botas de agua, me dispuse a disfrutar de uno de los mayores placeres que puede imaginar un niño. Salpicando agua sin parar y sin ninguna preocupación que ensombreciera mi diversión, el tiempo, colaborador, pareció haberse detenido.
¡Plas, plas!
Pero en un suspiro, sin darme ni cuenta, mi sueño se desvaneció y desorientado al despertar, volví irremediablemente a ser de nuevo un adulto.
Así que, una vez despierto, me dispuse a seguir soñando.
Feliz, por supuesto.
Marcelo Morante
16/II/2021
Ante realidades increíbles... Para discernir entre lo que es y no... Lo mejor es Conectar con el corazón.... Eso sí estás preparado para escucharle.... Y crear tu propia realidad.
ResponderEliminar