Una vez en un dictado, Inés Temperina cambió la palabra “soldado” por la palabra “soleado” y en vez de escribir “guerra” escribió “gorra”. También escribió “balón” en lugar de “bala” y, aunque lo escribió con su correspondiente “b” y con una hermosa tilde en la “o”, el maestro Puntino puntuó su trabajo con un 4 en ortografía y una calificación de “IN” (abreviatura de un cruel Insuficiente). Y pese a que la niña no entendió el significado de la puntuación “IN” en su dictado, pensó que el maestro Puntino con su INflexible INfalibilidad había sido INcapaz de entender que la pequeña INés Temperina había INtentado mejorar con su INocencia un poquito el mundo. Sustituyendo muy poquitas letras todo cambiaría y ya no existirían las guerras, ni los soldados, ni las balas, y a cambio todos tendríamos magníficas gorras y disfrutaríamos de espléndidos días soleados en los que todos podríamos jugar al balón en vez de disparar balas. ¡Qué bonito sería tachar con el implacable bolígrafo r...