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EL GUITARRISTA MUDO


Una mañana llegó al pueblo un misterioso personaje con una guitarra colgada a su espalda.

Sin decir nada se sentó en uno de los bancos del parque y, sacando su instrumento del estuche, comenzó a tocar.

Con los ojos cerrados acariciaba su guitarra extrayendo de ella unos sonidos mágicos que serenaban a todas las personas que, poco a poco, acudían a escuchar el improvisado concierto.

Una señora que paseaba a su perro, curiosa, se detuvo a escuchar al guitarrista. Un rato después contó a sus nietos que mientras sonaba la música del misterioso intérprete había sentido que volvía a ser una niña y que, feliz, había vuelto a jugar con sus amigas en el patio de su viejo colegio.

Otro señor, que pasaba veloz por el parque camino de una reunión importantísima de trabajo, contó a sus compañeros que el guitarrista había conseguido despertar en él una sensación de paz absoluta y que por unos minutos había olvidado por completo el ajetreo y las prisas de su día a día. Y que no le había importado absolutamente nada haberse perdido la reunión.

Dicen que un policía que hacía su ronda habitual por el parque comenzó a llorar en silencio con los ojos cerrados mientras la música arrullaba sus oídos… No podían saber que el policía, al compás de la música, había viajado imaginariamente a un lugar maravilloso en el que había vuelto a pasear en bici junto a su padre.

Y cada vez había más personas en torno al guitarrista que, ensimismado, permanecía totalmente ajeno a la expectación que se había formado a su alrededor.

Cuando finalmente terminó su recital recogió su instrumento y, sin decir ni una sola palabra, se levantó y se fue.

Al día siguiente regresó a su banco del parque.

Y al siguiente.

Y al siguiente…

Y cada vez venían más personas a escuchar su mágica música. Y todos estos afortunados oyentes contaban que habían olvidado por un momento sus problemas y que habían vuelto a soñar, después de tanto tiempo. Que habían vuelto a recordar aquellos partidos de fútbol en la calle con los amigos, con esos amigos de toda la vida, que hacía años que no veían; o que habían vuelto a estrechar suavemente la mano del marido después de mucho tiempo, porque con las prisas era demasiado difícil encontrar el momento adecuado. 

Incluso algunos soñadores asmáticos llegaron a afirmar que se respiraba mucho mejor cuando el músico tocaba... ¿Quién sabe?

Hasta que un día, sin avisar, el guitarrista misterioso desapareció y no volvió nunca más.

Sólo entonces se dieron cuenta de que nadie había oído jamás su voz y algunos pensaron que probablemente el guitarrista era mudo.

Otros dijeron que no hablaba porque pretendía crear un mito en torno a su persona… Ya sabéis, los músicos suelen ser un poco arrogantes y tendentes al misticismo.

Sin embargo yo, que también estuve en uno de sus conciertos, siempre pensé que el guitarrista no hablaba porque lo que tenía que decir era imposible expresarlo mediante el lenguaje cotidiano.

Su mensaje no podía ser expresado con palabras, por eso tocaba y soñaba.

Y soñaba tocando.

Y hacía soñar mientras tocaba.

 AUDIO

Marcelo Morante

3/XI/2020

 


Comentarios

  1. ❣ 𝓶𝓮 𝓮𝓷𝓬𝓪𝓷𝓽𝓪 ❣

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  2. Muy chulo, la música siempre llega donde no llega la palabra, capaz de transmitir y hacer sentir multitud de emociones👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻

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  3. Es un cuento muy bonito y que dan ganas de leer una y otra vez 🙋🏻‍♂️

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  4. Me ha encantado a sido muy bonito.😍

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