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EL TELEVISOR INTELIGENTE


Érase una vez una mujer que, aprovechando las rebajas, decidió hacer a su familia un gran regalo: un deslumbrante televisor inteligente de última generación.

El encargado de la tienda le había confirmado que era una elección magistral. “Señora, se trata sin duda alguna de un gran acierto. La televisión del futuro, ahora en su hogar”.

La mujer pensó que su familia se lo merecía. Una televisión que aunaba las características de la tele convencional con la integración de internet y acceso a plataformas digitales y contenidos exclusivos… ¡Y todo a un precio de risa! ¡Por supuesto que su familia se lo merecía!

La señora, contentísima con su adquisición, se marchó a casa.

A los pocos días regresó a la tienda. Quería hablar inmediatamente con el encargado.

-          La televisión inteligente que me vendió no funciona bien – dijo sin preámbulos y muy enfadada al dependiente.

-          Vaya, lo siento… Qué raro. Esta tecnología no suele dar problemas. Exactamente, ¿qué es lo que le pasa a su aparato? – preguntó conciliador el encargado de la tienda de electrodomésticos.

-          Mire, usted… Mi marido es un gran aficionado al fútbol y le encanta sentarse delante del televisor a pasar horas y horas mirando un partido tras otro mientras bebe cerveza de una manera muy civilizada.

Él vive de un modo muy intenso los partidos y se divierte insultando a los árbitros y a los jugadores, pero sólo de vez en cuando. Cuando juega algún equipo vasco o catalán sí que es una risa escuchar los improperios que lanza a la tele, como si los jugadores pudieran escucharle… Como le decía, a él le encanta sentarse en su sillón favorito y perder la noción del tiempo mirando partidos y partidos de fútbol y, no se lo va a creer, pero el otro día después del segundo partido que veía, la televisión decidió cambiar de forma automática de canal y sin preaviso sintonizó un documental de historia. De ésos de Hitler y la segunda guerra mundial o cosas así. Y no había manera de volver a poner el fútbol…

¡Menudo cabreo pilló mi marido! Figúrese que cogió un libro e incluso leyó un buen rato antes de dormirse.

-          Vaya, realmente preocupante… - respondió muy serio el vendedor de televisores inteligentes.

-          Por no hablar de lo que le pasó a mi hija adolescente – continuó muy enojada la señora – El otro día mi hija estaba actualizando en nuestra nueva televisión el contenido de su red social favorita, ya sabe usted, ésa en la que los jóvenes ponen fotos personales de alto contenido provocativo, y de repente el dispositivo dejó de funcionar cuando apenas llevaba tres horas cotilleando las fotos de sus amigos. No puede ni imaginar el mosqueo que pilló mi hija… De tal manera que, para que se le pasara el enfado, decidió sintonizar vídeos musicales. Vídeos de los que a ella le gustan, claro. Reggaetón creo que le llaman. Aunque yo no entiendo nada de música y las imágenes me parecen un poco subiditas de tono… Quién soy yo para oponerme a la felicidad de mi hija, ¿verdad? Como le decía, estaba ya un buen rato mi hija viendo vídeos de reggaetón cuando de repente la televisión, como si estuviera dotada de voluntad propia, empezó a emitir vídeos de los Beatles y de Serrat y de señores con pajarita que tocan violines de diferentes tamaños… ¡Se lo puede usted creer! Pobre hija mía… No tuvo más remedio que apagar la televisión y ponerse a hacer los deberes del colegio.

-          Comprendo perfectamente su enfado, señora… - asentía seriamente el empleado de la tienda.

-          Y lo último ya ha sido demasiado – continuó explicando visiblemente enfadada la cliente - ¿Le parece a usted normal que mi nueva y flamante televisión inteligente no me deje ver mis programas de cotilleos? ¿Cómo voy a ser feliz si desconozco los detalles de la vida privada de los personajes más famosos?  Hace un par de días el televisor cambió sin motivo aparente mi programa favorito del corazón por un programa de debates políticos y el jueves pasado, sin ir más lejos, me colocó un ciclo de cine clásico… ¡En blanco y negro! ¡Pero qué se cree, que vivimos todavía en las cavernas!

Como usted comprenderá no puedo consentir un atropello semejante a mi libertad de elección. ¡El televisor que usted me ha vendido atenta contra mi libertad! ¡Es un auténtico dictador!

El vendedor de televisiones inteligentes meditó unos segundos su respuesta y al rato dijo:

-          Tiene toda la razón. Ustedes son lo suficientemente adultos y libres para elegir los contenidos que consideren más oportunos en su tiempo de ocio. Esta televisión inteligente ha ido mucho más allá de sus competencias y merece ser castigada por su audacia.

Hace mucho tiempo oí algunas historias de televisores que habían sido construidos con un defecto de fabricación que incorporaba un exceso de sensibilidad. Sin duda a ustedes les ha tocado uno de estos televisores díscolos. Mil disculpas.

Pero no sufra. Tengo la solución. Cuando vuelva a encender su televisión, en el Menú Ajustes encontrará dos opciones: Inteligente o Normal. Pulse Normal y habrá solucionado para siempre el problema.

Y así hizo la señora. Cuando regresó a casa castigó al televisor que se había pasado de listo y anuló su voluntad de decisión. Volvió así a disfrutar de horas y horas y horas de entretenimiento banal. Todavía está por nacer quien le diga a la soberbia señora lo que tienen que ver o pensar en su casa, faltaría más.

La pobre televisión tuvo que resignarse a no poder ofrecer consejos inteligentes al usuario. Habían elegido el modo Normal, es decir, el modo no Inteligente.

Dicen que la pobre televisión inteligente, a pesar de ser una máquina, se pasa el día llorando, pero que es tan educada que lo hace en silencio, con la opción Mute activada. Para no molestar.


Marcelo Morante

25/VII/2020

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Comentarios

  1. Me ha encantado!
    Sigue escribiendo💜✌

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    1. Me encanta que te encante. Lo seguiremos intentando 😘😘😘
      Gracias. Eres muy amable.

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  2. Respuestas
    1. Pues me encanta que te guste. Un placer 😀. Y muchísimas gracias 😘😘

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  3. Como siempre nos encanta!!! Cuánta sabiduría encierran!!!😘😘😘👏👏👏

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    Respuestas
    1. Muy agradecido por vuestro comentario y vuestra sensibilidad. Lo de la sabiduría me queda bastante grande, pero os agradezco enormemente vuestra amabilidad. Un abrazo enorme 😘😘😘

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  4. A ver si además de ser Marcelo el cuentista vas a ser Marcelo el visionario... Y aparte de toda la moraleja... Cualquier día nuestro televisor se nos revela.... Jejeje

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    1. Pues no estaría mal, ¿no?
      A veces lo más inteligente es apagar el televisor...
      Un abrazo enorme y mil gracias.

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  5. Muy bonito , ya me lo he leido 3 veces de lo gracioso y bonito que esta...

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