La tortuga Stellina caminaba muy lentamente con su casa a cuestas. Cuando llovía sacaba un paraguas de su caparazón y tranquila, continuaba su camino.
Un día en el que diluviaba de manera torrencial, el lince Paolo, desde la tranquilidad de su cueva, burlándose le gritó:
- ¡Hey, tortuga! ¿Por qué no escondes la cabeza en tu caparazón y esperas a que pase el aluvión?
A lo que la tortuga Stellina muy seria contestó:
- El mundo es muy grande y hay mucho que ver. No puedo detenerme ante una adversidad tan pequeña…
Y muy lentamente continuó por su senda.
Tenía mucho camino por delante.
(Binomio fantástico: Tortuga-paraguas)
Marcelo Morante
26/II/2024
Comentarios
Publicar un comentario