En un reino muy muy lejano existían dos pueblos vecinos que estaban en guerra desde hacía muchísimos años. Tanto tiempo hacía que los dos pueblos estaban enfrentados que, ni siquiera los más viejos del lugar, recordaban el motivo por el que se habían declarado la guerra, ni cuándo había comenzado el enfrentamiento. Eso sí, una cosa tenían bien clara todos los habitantes de ambos pueblos: Había que odiar con todas las fuerzas a los vecinos del pueblo de al lado. Sin excepción. El caso es que. como la guerra duraba ya tantos tantos años, la munición comenzaba a escasear y un día se dieron cuenta de que ya no quedaban balas, ni metralletas ni tanques. Así que, los del pueblo de abajo requisaron todos los instrumentos musicales hechos de metal con la intención de construir con ellos un enorme tanque que destruyera, de una vez por todas, a sus vecinos del pueblo de arriba. Cuando el tanque más grande nunca visto estuvo terminado, lo colocaron en el centro de la plaza y apuntaron...