Ir al contenido principal

LA ESTRELLA DE HUGO

 


La otra noche se acercó hasta mi ventana una estrella y, cuando estuvo segura de que nadie nos escuchaba, me contó un secreto.

Los secretos, ya se sabe, casi siempre se cuentan con la secreta intención de que sean de nuevo contados, una y otra vez. Así que, ahora que no me oye la estrella, os voy a contar su secreto...

"Érase una vez  un pequeño gran soñador llamado Hugo. 

Hugo, además de ser aficionado a los trenes de juguete y un famoso coleccionista de caracoles, había ideado un método infalible para descubrir uno de los secretos más profundos del cosmos. 

Desde hacía varias noches, poniéndose de puntillas sobre su cuna, se asomaba a la ventana de su cuarto y colocando cuidadosamente sus pequeñas manos a modo de catalejo sobre el ojo derecho era capaz de localizar a su abuela Carmen en mitad del cielo. Con una precisión absoluta y sin margen de error.

"La tercera estrella a la izquierda de la luna, empezando a contar desde la nube con forma de algodón de azúcar. ¡Esa estrella que brilla más fuerte que las demás, ésa es la abuela, mami! La he encontrado con mi catalejo…" repetía una y otra vez Hugo medio adormentado.

"Pero tú, mami, nunca te vayas de mi lado" añadía el niño soñador mientras, agarrado a la mano de su madre, soñaba con deliciosas nubes de algodón de azúcar".

Y juro por Inés Temperina que así fue como me lo contó confidencialmente la estrella, y así os lo he contado yo a vosotros.

Recordad que es un secreto. Así que, si os ha gustado, podéis contarlo a todo aquél que sepa escucharlo.

Y dulces sueños...


Marcelo Morante

1/VI/2022




Comentarios

Entradas populares de este blog

EL PAÍS EN BLANCO Y NEGRO

Este cuento nace a partir de un dibujo de Loles. Y esto es un hecho insólito porque normalmente sucede al contrario, primero escribo el cuento y después Loles hace el dibujo. Cuando vi la ilustración quedé fascinado por su belleza y decidí escribir una historia a partir de ella. Es más, el dibujo era tan bonito que me inspiró tres historias, o al menos un cuento con tres finales diferentes. Ahora te toca a ti, querido lector, elegir el final que más te guste. Yo tengo un final preferido, por supuesto, pero para no influenciar en tu decisión, lo mantendré en secreto. Ahí va el cuento con los tres finales. En el lejano lejanísimo Reino en Blanco y Negro sólo existían dos colores, precisamente el blanco y el negro. Las personas de este reino, a la fuerza, sólo conocían estos dos colores y sus vidas trascurrían felices como si fueran personajes de una película antigua. Sólo existía el blanco y el negro. Nada más. Las casa eran en blanco y negro, los árboles eran en blanco y negro, ¡hasta e...

MO EL PINTOR

  Al pequeño Mo siempre le había gustado dibujar. Y dibujaba muy bien. Desde hacía un tiempo Mo pintaba sin descanso, como si no tuviera nada más importante que hacer. Es más, como si pintar fuera lo único que pudiera mantener ocupada su mente. Pintaba sin descanso paisajes hermosos y ciudades plenas de vida con personas sonrientes que jugaban y se abrazaban. Cuando llenó de dibujos la única pared que quedaba de la casa, se sentó a admirar su obra sonriendo por primera vez en muchos días. Contemplaba la esperanza, mientras fuera continuaba la guerra. Marcelo Morante 10/III/2025

LAS GALLINAS

Mi abuela vivía en una enorme casa en mitad de la huerta.  Todos los días se ocupaba de las tareas de la casa, que eran muchísimas y muy duras, de hacer la comida para toda la familia y dar de comer a las gallinas. Todos los días iguales. Las gallinas, por su parte, vivían felices en el gallinero que estaba debajo de la morera que, todavía hoy, generosa, da sombra a todos los que se detienen bajo sus ramas.  Durante el día mi abuela soltaba las gallinas para que picotearan libremente por los bancales cercanos a la casa y cuando el sol comenzaba a bajar, las gallinas se dirigían obedientes al gallinero y, ellas solas, entraban en su jaula, esperando a que mi abuela les llevara la cena a base de pienso. Un día de verano mientras que mi abuela barría la puerta de la casa y yo estaba leyendo bajo la sombra de la morera le pregunté. - Abuela, ¿no te da miedo de que las gallinas se escapen un día y que no vuelvan al gallinero?  - Aquí tienen techo y comida asegurada todos los d...