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Mostrando entradas de octubre, 2024

A BOSTEZAR

  Todavía no habían pasado ni diez minutos de la primera clase de la mañana cuando la pequeña Inés Temperina no pudo reprimir el primer bostezo del día. Fue un bostezo sonoro y largo. Lleno de sentimiento: una mezcla perfecta de cansancio y aburrimiento. Unos instantes después, Nela Ricci, la compañera de pupitre de Inés Temperina, contagiada por el bostezo de su amiga, hizo gala también de sus privilegiadas dotes en el complejo arte del bostezo disimulado. Abrió la boca de par en par y sin poderse aguantar bostezó sonoramente. Y tras Nela Ricci bostezaron, uno tras otro, casi todos los niños y niñas de la clase de Inés Temperina en este orden:  Alessandro Malatesta, Margherita Bicicletta, Rodolfo Buonsenso y Marta Più. Incluso, el maestro Puntino, cuando nadie miraba, disimuladamente también bostezó y estiró con timidez los brazos. ¡Menuda mañana! Desde la calle, un serio abogado con bigote que pasaba veloz por delante del colegio camino de una aburrida reunión de trabajo, vi...